¿Qué tal saludable es correr después de comer?
Correr brinda múltiples beneficios a la salud tanto física como emocional del runner. Entre las ventajas de correr se encuentra el mantener más organizados los horarios laborales, personales y de entrenamiento. Hay quienes deciden entrenar temprano en la mañana; otros que prefieren en la tarde después del trabajo y algunos cuantos tras haber cenado. Ciertamente, no es un asunto trivial ya que implica la organización de un día a día para vivirse lo más saludable posible. Poder organizarse de la mejor manera para practicar deportes puede fomentar una vida más agradable.
¿Es bueno correr después de haber comido?
Lo positivo de correr es organizar nuestros horarios. Sin embargo, ¿qué pasa si tenemos tan poco tiempo para nosotros que sólo podemos entrenar después de comer? Surgen muchas dudas acerca de que si es bueno correr después de la cena o del almuerzo o si es mejor correr con el estómago vacío.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que entrenar después de comer depende mucho de cuánto y cómo se come. Si se elige correr entre comidas o después de comer, se recomienda elegir una dieta ligera para evitar que afecte a la digestión y, en consecuencia, del rendimiento en sí mismo.
La digestión y el entrenamiento
La digestión es un proceso químico y motriz que tanto transforma como reduce la complejidad de los nutrientes que el cuerpo toma en sustancias absorbibles y asimilables. Durante la digestión, las cadenas de nutrientes contenidos en los alimentos se “rompen”, y para realizar esta acción, las enzimas esenciales simplifican las cadenas de los nutrientes. La digestión comienza desde la boca a través de la mandíbula, iniciando en la lengua como un músculo móvil voluntario que amasa los alimentos durante la masticación y los prepara para tragar.
El alimento que se ingiere recibe la saliva de las glándulas salivales y se lleva a la temperatura óptima para la digestión. Es decir que el alimento que se ingiere se rompe por los dientes: los incisivos lo cortan, los caninos lo rompen y los premolares y molares que lo muelen. Es así que el alimento demuele parcial y químicamente por la saliva.
La comida entonces se empuja hacia la faringe, formando parte del sistema respiratorio (pasando de la faringe hacia la tráquea). Durante la deglución, la introducción de aire en los pulmones cesa y la entrada de la laringe está cubierta por la epiglotis, una válvula muscular; de este modo, que el bolo ingresa en la dirección correcta al caer en el esófago. En el esófago, los alimentos se mueven impulsados por contracciones peristálticas que avanzan como ondas, estrechando el pasaje por encima del bolo y esanchándolo debajo.
El proceso digestivo es, por tanto, un proceso bastante complejo cuya importancia no debe subestimarse. Obviamente, como se mencionó anteriormente, se da mucha importancia a la cantidad de alimentos que se ingieren.
De modo que si se tiene la intención de entrenar después de comer, es bueno hacerlo lejos de las comidas principales. Sin embargo, esta no es la recomendación para correr en ayunas. Un descanso ligero media hora antes de correr es la mejor opción. También es necesario ajustar, de acuerdo con el nivel de entrenamiento, la hidratación y la reintegración de las sales perdidas durante el entrenamiento.
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