Cómo dominar la Maratón y las dificultades con las que podemos encontrarnos
Quien corre busca siempre el superarse a sí mismo, busca la mejora continua, busca llegar a tener un rendimiento óptimo y en definitiva adquirir todo los beneficios que el running puede aportar.
Las recompensas al sacrificio y el bienestar que derivan del running, son las sensaciones placenteras que sentimos durante una carrera. La adrenalina subiendo cuando corremos una maratón. La satisfacción sentida después de cada entrenamiento… El running hace que nos sintamos vivos, nos hace estar bien … y nos devuelve realmente los sacrificios invertidos.
Porque corriendo se aprende. Se aprende a conocerse a uno mismo. Se aprende a reconocer cuáles son nuestros propios límites. Se aprende a superarse a uno mismo. Se aprende a controlar el estrés, el dolor, el cansancio, la energía … Todas las lecciones que nos son útiles en el running y en la vida.
Uno de los muchos aspectos positivos del running, y de correr una maratón en particular, está ligado a la capacidad de controlar el consumo propio de energía. Tratándose de algo fundamental. Sobre todo cuando hablamos de rendimiento de larga duración. Pues podemos estar hablando de hasta ocho horas de duración (en lugar de las poco más de dos horas que emplean los campeones).
La maratón es un evento difícil de dominar. No es raro, y de hecho, es muy frecuente, incluso entre los atletas más preparados, atascarse en ciertos momentos, no encontrando la energía necesaria para continuar la carrera o, al menos, para continuarla llevando la marcha que se había establecido en un principio.
Aunque hayamos utilizado nuestros recursos energéticos correctamente, con prudencia, corriendo adecuadamente durante todo el trayecto. Y a pesar de que los entrenamientos transcurran de forma eficaz y satisfactoria, el día del evento puede ocurrir algo inesperado que nos invalide todo. Un calambre, cansancio repentino… Y se acabó… la energía desaparece de repente.
En estos casos, es necesario aprender a confiar en nuestros recursos internos. Imaginarnos una especie de entrenador interno (que también puede ser visualizado como una persona importante para nosotros) que nos anima a seguir. Que nos recuerda cuál es nuestro objetivo. O bien, vernos nosotros mismos en una situación de éxito. Podemos recordar una victoria o un éxito o podemos imaginarla si nunca ha sucedido. Recurriendo a estos recursos internos a menudo se supera obstáculo con gran éxito y no perdemos de vista la meta.
Estos recursos internos nos pueden ser de gran ayuda no sólo en la práctica del deporte, sino también para gestionar otros acontecimientos de nuestra vida.
Keep running !
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